Friday, June 30, 2006

¿Para qué sirve llevar 3 huevos de gallina negra a un familiar a las 12 de la noche en un camino oscuro?

En el llano portugueseño es común oír historias acerca de El Familiar. Se trata de la figura que El Diablo toma para presentarse a quienes soliciten algún pacto. Se oyen cuentos en que Satanás se presenta a través de una persona, animal desconocido o en forma de tronco sin ramas.

Una lugareña de 56 años, Aurelia Quintero, dice que cuando tenía 9 años, vivía con su hermana y su cuñado en Río Caro. La zona era muy solitaria para ese entonces. Ella apenas comenzaba a identificar las letras pero le llamaba la atención un libro rojo que el señor de la casa guardaba dentro de un cajón oculto bajo unos sacos. Se dio cuenta también que lo revisaba con frecuencia y mucho cuidado.
Un día su hermana salió al mediodía con su esposo y la niña Aurelia quedó sola en casa. En lo que se alejaron, se encaramó en la escalera y, con mucho temor de ser sorprendida, revisó el libro. Como si fuera brujería, leyó sin vacilar, clarito lo que estaba escrito en él. Dice recordar este hecho como si lo estuviera viviendo. El título era: “El Libro Rojo de la Cabra Infernal” y cuando lo abrió, leyó un párrafo que decía: “Para hacer un pacto con El Diablo debe conseguir tres huevos de gallina negra y llevárselos, a las doce de la noche, para un camino oscuro donde haya muerto alguien y esté clavada una cruz. Debe colocar un huevo delante de la cruz y dos detrás.” Según relata, el interesado debe hacer unos rezos que Aurelia no quiso repetir y continuó haciendo referencia al texto: “Luego debe llevarse los dos huevos de atrás y a los 7 días le aparecerá El Diablo en forma de algún animal negro.”
Temblorosa cerró rápidamente el libro y dejó todo como lo había conseguido. Pasó la tarde, llegó la noche y aún la pareja no había regresado. El sueño la venció y se acostó a dormir con la lámpara encendida. En la madrugada, despertó y vio el libro rojo sobre la cama, a su lado, abierto en la misma página donde había leído el pacto. Llena de miedo colocó de nuevo el libro en el cajón, lo tapó con los sacos y permaneció pendiente del libro toda la noche. Al sol de hoy, Aurelia no se explica como llegó ese libro a la cama después de haberlo guardado.
Al día siguiente, cuando regresó el matrimonio, un toro negro venía detrás hasta la casa. Dice la señora que ese animal era lo que llaman El Familiar porque era muy extraño. En cuestión de un par de horas se encargó de recoger todo el ganado suelto que andaba por la sabana. Llegó un momento en que los toros, vacas y becerros no cabían en los corrales. Y el cuñado contento comenzó a ganar mucho dinero.
Ella trató de advertirles que algo raro estaba ocurriendo pero no le creyeron. Entonces, en vista de que el daño ya estaba hecho, y que temía por su vida en ese lugar, Aurelia decidió mudarse.
Al cabo de un mes, tuvo noticias de que el señor de la casa se enfermó y se agravó. Su hermana buscó un sacerdote para que lo confesara y lo ayudara a bien morir. Pero cuando llegó el religioso repartiendo agua bendita, El Familiar saltó la cerca del corral y se fue camino abierto de la sabana, llevándose tras de sí toda la inmensa manada de animales. Y fue entonces cuando ella regresó a casa de la pareja y les pidió que eliminaran ese libro rojo satánico para alejar las desgracias.
FUENTE: “Mitos y Leyendas Predominantes del Estado Portuguesa” Carmen Pérez Montero

La Curiosidad NO Mató al Tigre pero SI a su Mujer


Esta leyenda surgió en el Tigrito, población del estado Portuguesa, donde la vegetación era intrincada y albergaba muchos peligros. En esa región vivía una pareja, que aunque no tenían oficio, nunca pasaban hambre ya que el marido obtenía abundante cacería. Una tarde en la que el despreocupado hombre se mecía, como de costumbre, en su hamaca, la mujer le exigía que hiciese un conuco. En los demás ranchos del poblado había uno. No era la primera vez que ella enardecida le pedía que lo hiciese porque estaba cansada de comer carne. Quería nutrirse con caraotas, arepas, hortalizas. Ante la insistencia de la mujer, el hombre se molestó mucho y en esa medida aceleraba su vaivén. Al cabo de un rato, rabioso respondió que debía estar agradecida ya que él la mantenía bien alimentada. En medio de su acaloramiento, la mujer haló vigorosamente las cabuyeras de la hamaca y con fuerza lo interrogó acerca de cómo conseguía tan buenas piezas y cómo hacía para cazar tantos animales. El hombre se mantenía indiferente y buscando cerrarle la boca, le contestó: -Muy fácil, carrereo a los animales y después que los canso los agarro. La mujer no quedó satisfecha y le dijo: -Mentiroso. Usted nunca llega sucio, ni mojao, no lleva escopeta, ni siquiera una linterna -Ese no es su problema. Lo importante es que usted no pasa trabajo y le sobra la comía, contestó repentinamente molesto, mientras se acomodaba, como quien quiere dormir, para desentenderse de los reclamos de su mujer. Una tardecita en que el hombre salía de cacería, ella sigilosamente lo siguió. Escondida a corta distancia, vio que el hombre tras una breve inspección a sus alrededores, se introdujo en un hueco del tronco seco de un viejo samán. Paralizada ante la expectativa, esperó unos minutos y estupefacta vio salir del hueco del árbol a un feroz tigre. Temiendo por la vida de su marido, esperó pacientemente a que el tigre se alejara y temerosa se asomó esperando ver los restos de su marido. Pero, en cambio, sólo encontró la ropa del hombre y unas pequeñas bolsas que en la oscuridad del hueco no alcanzó a detallar. Totalmente despavorida tomó las pertenencias de su marido y corrió de regreso hacia su rancho. Donde según cuentan se encerró y murió de hambre. Desde ese momento se dice que el hombre quedó encantado en esa región y que al hallar a la muerta, los vecinos descubrieron entre sus cosas una bolsa con polvos extraños. Muchos cazadores lo han visto por la Quebrada de Leña, saliendo hacia Río Acarigua, pasando por el Danto, Choro, La Flecha y Yacurito. Estos cazadores dan fe de que ese tigre no tiene cola, por eso lo llaman “el tigre mocho”. También le dicen “el tigre cinqueño”, porque cuando marca las huellas en el terreno blando se puede ver perfectamente, que las huellas delanteras corresponden a una mano de hombre con sus cinco dedos. Algunos cazadores aseguran que este animal cuando se considera acorralado por sus perseguidores y ve que su vida corre peligro, se arrodilla, levanta la mano derecha donde se puede ver su anillo de matrimonio que resplandece al roce del sol o ante la luz de alguna linterna. Con este comportamiento, tan fuera de lo común, no cabe duda de que se trata del hombre convertido en tigre que quedó encantado por culpa de la curiosidad de su mujer. Esta leyenda ha sido difundida por Humberto Gallegos, cronista de la ciudad de Píritu, donde se encuentra la población del Tigrito, Estado Portuguesa.
FUENTE: “Mitos y Leyendas predominantes del Estado Portuguesa”, Carmen Pérez Montero

Sunday, June 25, 2006

Diferencias entre Mito y Leyenda

La leyenda consiste en la narración de un hecho que si bien ha acontecido realmente, ha quedado desvirtuado por el correr del tiempo al circular de boca en boca.
El acontecimiento pudo haber sucedido en tiempos muy remotos y mantenerse vivo a través de la narración oral. Estas leyendas, con el paso del tiempo y la creatividad innata de los venezolanos, son modificadas hasta que adquieren un carácter maravilloso.
Se basan, generalmente, en acontecimientos históricos religiosos en los que el pueblo cree.
El mito, en cambio, corresponde a la narración impersonal de hechos irreales e inverosímiles, que representan el espíritu popular. Son explicaciones ingenuas del origen del mundo y del Universo basadas en una consideración inocente de la naturaleza.
El mito no posee carácter religioso, pero puede combinarse con la religión en sus narraciones sobre oposiciones entre el bien y el mal o en las explicaciones de los fenómenos naturales.
No existe un criterio sólido y preciso que permita diferenciar la leyenda del mito, por eso, algunos autores prefieren llamarles narraciones y no clasificarlas por temor a errar en la selección.
Sin embargo, la leyenda siempre tiene una base de realidad intrínseca, aún cuando no se sitúe en el tiempo y, a veces, hasta su ubicación geográfica sea indefinida, el pueblo sabe que existió, que ocurrió, que algo cierto transmite, que no es sólo imaginación o especulación. Además, la leyenda se caracteriza porque la narración es breve, a fin de facilitar su transmisión oral.
En la zona rural, a pesar del avance de la ciencia y la tecnología, leyendas se siguen divulgando y se siguen asimilando como hechos auténticos en tiempos muy remotos. La transmisión de las leyendas se facilita debido a que estas narraciones recogen biografías de seres especiales, origen de montañas, fundaciones de ciudades, embrujamientos, almas en pena, aparecidos, encantados y todas las narraciones de sucesos sobrenaturales.
Los mitos, a diferencia de las leyendas se relacionan con el origen de seres y fenómenos sobrenaturales, no tienen fondo religioso y casi siempre dan origen a las creencias de los pueblos.
En general en los relatos folklóricos puede entenderse por tradición todo cúmulo de recuerdos que personas iletradas guardan de supuestos hechos y personajes históricos, los cuales pueden ser o no ciertos pero que se han transmitido a través de la historia de los pueblos.